EL COLOR DE LA VIDA
La niña crecio y comenzo a buscar su verdad, encontro una vida llena de detalles, de muchos cambios, de muchas personas en su entorno, vivió en el verano y en el invierno, cambio de ciudad y hasta encontró un ser especial.
Creció rodeada de muchos sentimientos, estableció una relación normal y a su vida además de muchas emociones y responsabilidades llegó un tesoro que iluminaria toda su existencia, hasta el final de sus vidas.
Después de muchas mañana y muchas noches, se inicia un proceso de transformaciones, cierra algunas etapas y se abren nuevos caminos, para la joven mujer, la situación no es nada fácil, conoce lo amargo de las lágrimas, pero reconoce lo dulce de la vida.
Crece y madura y se encuentra en un momento grandioso, uno de los tantos que Dios le ha regalado. Busca un nombre a su vida, pero en el fondo se da cuenta que lo mejor es seguir adelante, los bautizos deben darse en un momento determinado, aunque en ocasiones lo mejor es dejar pasar, dejar ser.
Las llamadas, las atenciones, las sorpresas tienen un nombre especial en los últimos meses, pero sólo parece ser eso... un nombre de un ser que ha pasado a ser especial, sin llegar a ser.
Se trata de cruces bien planificados por la vida, pero no por ella... se trata de una locura que llama dos horas antes de aparecer y que parece tomarse las cosas, en ocasiones en serio.
Decisiones en la vida, en la calle, en la oficina, en la mente y en el corazón, por suerte cuenta esa chica con seres especiales a su alrededor que han brindado su mano para ayudarla a cruzar puentes angostos y a escalar montañas empinadas.
Tiene dos grandes misterios en su vida: han surgido dos opciones laborales, dos opciones para la vida...pero al final ella esta segura que lo único que puede hacer es seguir caminando, terminar de abrir las puertas y dar el paso, no es cuestión de decisión, es cuestión de asumir lo que tanto ha solicitado sin darse cuenta.
Pidio poder vivir su vida y eso es lo que tiene que hacer, dejar el miedo de lado y aprender a ser una mujer, reconocer que ha crecido, madurado y que desde hace rato se convirtió en la dueña de su destino y de su existencia, que a su vida entran las personas que ella decide, que ella acepta y supera las metas que se propone, pues a su lado la fe en Dios ha sido su pilar y su camino.
Pero le falta mucho por recorrer, por aprender...
