
Ojala las personas tuviesen la valentía para vivir, vivir sin remordimientos, sin complejos y sin esos sentimientos de envidia y celos de los cuales estamos rodeados, nos llenan de malestar y hasta llegan a enfermarnos.
Que lástima que seamos seres tan tristes, incapaces de ver la alegría y la inocencia de un niño, esa misma de la cual debemos contagiarnos para ser menos miserables y mas hombres y mujeres.
Reconocer nuestros errores, enmendarlos y darle la mano a quien lo necesita, con la única condición de ayudar, sin pedir ni esperar nada a cambio, sólo la recompensa de seguir caminando hacia adelante al lado de las personas que nos soportan, nos rodean y nos llena de tanta emoción y cariño.
De eso se trata la vida, de encontrar y aceptar sin temores a esas personas que por providencia, no por casualidad se cruzan en nuestros caminos para ofrecernos momentos, al menos eso, momentos especiales, llenos de ternura, de locura, de sonrisas y conversaciones interesantes, que hasta te actualizan, en caso de que el trabajo te absorba tanto al punto de no tener idea de cual es la película que se proyecta en el cine.
Esos regalos oportunos y no hablo de objetos materiales, hablo de una llamada, un mensaje, un piropo, el que nos indica que estamos vivos y somos capaces de seguir viviendo para compartir con nuestros soles la vida, si nosotros estamos bien con nosotros mismos, no habrá nada que nos detenga para ser feliz, para ser libres y vivir la vida como debe ser, sin preocupaciones y aprovechando cada minuto, pues no sabemos cuanto será y mucho menos cuando terminara.
1 comentario:
Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.....tanta verdad...espero que muchas personas lo lean....para ver si despiertan...un beso....saludos y las bendiciones a Julio Cesar.
Publicar un comentario