OJOS INCLEMENTES

Tuve la oportunidad de asistir a una actividad de la empresa en la localidad de Tucupita, Estado Delta Amacuro, donde una vez más observe como somos cada día más ciego ante las necesidades de las personas, como el trabajo que deben hacer nuestros indigenas venezolanos nos causa tanta gracia, incluso nos aprovechamos de ellos, pretendiendo que nos vendan sus artesanías a costos muy bajos, así como las frutas, hortalizas y los animales que crian.

Acompañada por un grupo de compañeros de trabajo, llegamos cerca de las 6 y 30 de la mañana al Malecón de Manamo, y un sin fin de estos personajes se pasearon por el sitio, niños con obvios sintomas de desnutrición, falta de atención. Las mujeres con sus coloridos vestidos cortos, mostrando sus pies descalzos, pero llenos de fortaleza al ofertar a su manera los collares que son hechos de forma artesanal y utilizando cuanta semilla sea posible. Esos si son verdaderos productos artesanales, no los que venden los hippyes en el centro de las ciudades.

La verdad, una nueva experiencia llena de vitalidad, un espectacular momento para compartir con compañeros de trabajo, personas con las que estas día a dia y te ayudan a seguir adelante y al conversar sobre la situacion de nuetsros hermanos indigenas, tienen tus mismas preocupaciones.

Pero ellos son felices al vivir rodeado del maravilloso río Orinoco, (jamás tan espectacular como el reconocido Lago de Maracaibo) pero lleno de una magia espectacular, la cual particularmente respeto, pues sus aguas, las cuales he tenido la oprtunidad de navegar son realmente dignas de respeto.
Y como no todo en la vida puede ser puro trabajo... tambien disfrutamos del rio y sus paisajes.